La oveja negra de la familia

Apreciado Dr. Víctor Súchite, admito que me he equivocado varias veces y que he cometido graves errores, pero no me gusta que me llamen «la oveja negra de la familia». Me han dicho algunas veces esa expresión. ¿Qué opina usted al respecto?

«La oveja negra» es un modismo que hace referencia a una familia de ovejas blancas, en donde ocasionalmente nace una oveja negra. Es decir, diferente a la gran mayoría. De allí, que la frase «la oveja negra» se utiliza para referirse a una persona que es diferente a los demás, en el aspecto negativo, que se porta mal, que es rebelde, malcriada, que desprestigia a dicha familia con su mala conducta, etc. Hay muchos que afirman: «En toda familia, hay una oveja negra». Personalmente no estoy de acuerdo con dichas frases, ya que los miembros de una familia se pueden comparar a los miembros de un cuerpo: todos son diferentes. Pienso que no se debe etiquetar a una persona, señalándole como el malo o la mala de la película, ya que todos cometemos errores. En ese sentido, alguien que se equivocó y que muchos señalarían como la oveja negra de la familia, fue el hijo pródigo. En Lucas 15:11-13 Jesús narró: «También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente». La historia es ampliamente conocida. Lo cierto es que, este hijo se arrepintió y el padre lo reintegró a la familia. De la misma manera, hay ovejas negras en la iglesia. La pregunta es: ¿Cómo reintegramos a esas ovejas negras a la familia espiritual? ó ¿nos comportaremos como el hermano mayor, que se enojó porque su padre perdonó a su hermano y les señalaremos como indignos por el resto de sus vidas?

Recuerde que nuestro Dios, es el Dios de las segundas, terceras y miles de oportunidades. Si usted les ha fallado a Dios y a su familia, pídales perdón a los suyos y a Dios, quien quiere y puede restaurarle.

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