¿Cómo puedo controlar la desesperación?
Dr. Víctor Súchite, admito que soy muy desesperado. Dígame ¿cuál es el antídoto contra la desesperación y cómo puedo hacer para que ésta no afecte mi vida familiar?
Primero que nada, hay que reconocer que a todos nos desesperan las situaciones adversas: Padecer una enfermedad, tener problemas familiares o laborales, atravesar por crisis económica, sufrir las consecuencias de una catástrofe natural, etc. Desesperación es un estado emocional que se manifiesta por la pérdida de la tranquilidad, de la paciencia y de la esperanza. De hecho, la palabra desesperación se compone del prefijo de carencia o “des”, del verbo esperar y del sufijo “ción” que alude a la acción. Es decir, carecer de esperanza y no actuar al respecto. Por lo tanto, la desesperación es una emoción negativa difícil de sobrellevar, porque la persona se centra en el problema y aparentemente no encuentra una salida. De allí que, en 2 Corintios 4:8,9 el Apóstol Pablo relata su experiencia personal al decirnos: “que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos”. Pablo enfrento duras pruebas, sufrimientos y penas por predicar de Jesucristo. Sin embargo, nos recuerda que aunque estemos en medio del oscuro túnel, siempre hay una luz de esperanza. Si perdemos la fe y la esperanza, caemos en la desesperanza. Por eso dice que podemos estar “en apuros, mas no desesperados”. De manera que el único antídoto contra la desesperación, es la esperanza, la confianza y la fe en Dios y en nosotros mismos. No podemos darnos el lujo de perder la esperanza.
Por ello, le doy un consejo práctico: En el contexto familiar muchas veces experimentamos la desesperación. Nos quejamos y decimos que nos desespera nuestro cónyuge por su comportamiento, nos desesperan nuestros hijos cuando no obedecen o se portan mal, desesperan los padres a los hijos cuando no les comprenden o les maltratan. Todas las rosas tienen espinas y en todas las familias hay situaciones desesperantes, pero resuelva sabiamente los problemas y no pierda la calma ni la esperanza.