¿Cómo evitar caer en adulterio?
Lic. Víctor Súchite: Estoy a punto de caer en adulterio con una mujer casada, ya tengo una relación sentimental con otra persona que no es mi cónyuge. He descuidado mi comunión con Dios y tenemos conflictos matrimoniales, pero no quiero hacerle daño a mi esposa ni a mis hijos. ¿Cómo puedo hacer para no sufrir las consecuencias?
Gracias por su honestidad. Usted hace una pregunta interesante, yo le haré otra: ¿Podrá alguien caminar sobre brasas ardiendo con los pies descalzos, sin quemarse? Es imposible. ¿Podrá alguien cometer adulterio sin sufrir las consecuencias? La respuesta es la misma: Es imposible. Eso es precisamente lo que Salomón nos dice en Proverbios 6:27-29: «¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas sin que sus pies se quemen? Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; no quedará impune ninguno que la tocare». El proverbista nos indica acá que jugar con el adulterio es como jugar con fuego. Aquel hombre que se relaciona con la mujer del prójimo, no quedará impune, sufrirá el castigo de la ley, del marido ofendido, de su esposa y de sus propias incontinencias. Es que la infidelidad es una de las más dolorosas y devastadoras experiencias que una persona casada puede experimentar. Además, es la principal causa de divorcios. El dolor de una infidelidad se puede comparar al dolor de haber perdido al cónyuge, se atraviesa el mismo proceso de duelo. Porque hay una pérdida a la confianza. Por esa razón, el décimo mandamiento de la ley registrado en éxodo 20:17 dice: «No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo». Lo que Dios quiere evitar es la destrucción de uno o varios matrimonios. No se puede o debe desear la mujer del prójimo, no porque pertenezca a otro hombre, sino porque son una sola carne con él o es parte de él y no se debe romper esa unión. La intención es proteger a los demás (el prójimo) y a la persona que siente el deseo desordenado. Como hombre casado, usted es una sola carne con su esposa, no rompa esa unidad. Huya, escape por su vida y por su matrimonio, rompa con esa relación extramarital y fortalezca su matrimonio.