Preparándonos para ser padres de nuestros padres

Serie: Padres e hijos

Familia

¿Considera usted que estamos preparados para ser padres de nuestros padres adultos mayores? Si criar a nuestros hijos se nos parece una tarea difícil y hasta titánica, acompañar a nuestros padres y cuidar de ellos en su vejez, es todavía más complicado. Alguien dijo: Los viejitos son como niños pero con arrugas, porque muchas veces se tornan caprichosos y sufren de alteraciones en su estado de ánimo. Otros profesionales consideran que no es así, que un anciano es muy diferente a un niño, por lo tanto, no debe ser tratado como niño. El adulto mayor se encuentra en otra etapa de la vida. Ahora viven de sus recuerdos y quieren platicar sobre ello. Ciertamente, hay un desgaste en sus neuronas y la memoria les falla. Pero, aunque debido a su estado físico o su enfermedad, sean dependientes de sus hijos, ellos quieren continuar siendo independientes en la medida de lo posible.

Cuando nosotros éramos niños, fuimos cuidados por ellos. Ahora que están en su senectud, nosotros pasamos de ser cuidados por ellos a ser cuidadores de ellos. Proverbios 23:22 nos recomienda: “Oye a tu padre, a aquel que te engendró; y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies”. Tristemente muchos hijos menosprecian a sus padres cuando envejecen. Se olvidan de ellos y no los atienden. Lo correcto es que a aquellos que nos dieron la vida, les cuidemos en sus últimos años de vida. Del padre que nos engendró hay que escuchar sus consejos, así como de la madre que nos crio, y cuando envejecieren, no les menospreciemos; al contrario, apreciémosles.

Por ello, le doy un consejo puntual: Trate a sus padres ancianos de la manera que le gustaría que sus hijos le trataran a usted, si llega a anciano.

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