Cuando cambian los roles entre padres e hijos
Serie: Padres e hijos
El hecho de que nuestros padres lleguen a su vejez, es un gran privilegio, pero también es una gran responsabilidad. ¿No le parece? Desde luego que sí. Llega un momento natural en que los roles se invierten en una familia y los hijos se convierten en padres de sus padres, cuando éstos no pueden valerse por sí mismos debido a la vejez o al padecimiento de alguna enfermedad crónica como Parkinson o Alzheimer, Osteoporosis, problemas auditivos o visuales, etc. Obviamente, las familias deben de aprender a adaptarse y hasta a cambiar temporalmente sus papeles por el bien familia. El asunto es que, si no estamos preparados para ser buenos padres de nuestros hijos, menos aún lo estamos para convertirnos en padres de nuestros padres.
Las presentes generaciones debemos prepararnos para ello, ya que la expectativa o esperanza de vida en el mundo actual, va en aumento debido a factores como los avances en la ciencia médica, la alimentación, el ejercicio y otros factores que favorecen a que las personas vivan más años o sean cada vez más longevas. En el caso que nuestros padres vivan muchos años y nos necesiten, ¿qué vamos a hacer? ¿Abandonaremos a nuestros padres, los refugiaremos en un asilo de ancianos o nos haremos cargo de ellos?
Le doy un consejo práctico: Tome en cuenta lo que Proverbios 20:11 nos dice: “Aun el muchacho es conocido por sus hechos, si su conducta fuere limpia y recta”. Por sus hechos, por sus acciones, el muchacho, el hijo, la hija, será conocido o conocida, si su conducta es limpia y recta respecto a sus padres ancianos. Que sus hechos hablen por sí solos, diciéndoles a los demás, que usted honra a sus padres, que les ama, que los cuida, que los apoya, que es un buen padre de sus padres o una buena madre de sus padres, ya que después de Dios, la familia es prioridad.