Me casé contigo, no con tu familia
Serie: La familia política
¿Ha escuchado usted la frase “me casé contigo, no con tu familia”? Dicho pensamiento, lo expresa el esposo o la esposa que está disgustado con su familia política. Ciertamente, uno se casa legalmente hablando con una persona, pero relacionalmente hablando también se casa con la familia de su pareja, pues no se puede desligar de la misma. En Mateo 10:35 leemos las palabras expresadas por Jesús: “Porque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra”. Obviamente, el propósito de Jesús es traer paz al corazón de las personas y entre las personas. Sin embargo, el Señor sabía que a causa de la fe en Él, habría conflictos entre padre e hijo, entre madre e hija y entre suegra y nuera. Ahora bien, hay muchas otras razones por las que suegros y nuera o suegros y yerno se disgustan, no solo por asuntos de fe, sino también por intromisión en la relación, maltrato verbal, etc. Lo cierto es, que cuando se tiene problemas con la familia política, automáticamente se tiene problemas con la pareja. Aunque usted se casó con su esposa o esposo y no con su familia, él o ella no pueden romper definitivamente el vínculo estrecho que le une a los suyos, de la misma manera que no se puede separar la cabeza del cuello. De modo que, no puede dejar de visitarles, recibirles ocasionalmente, llamarles, escribirles, etc. Así que, es mejor limar asperezas con la familia política y buscar el acercamiento con ellos, si no quiere experimentar un distanciamiento con su cónyuge.
Tome muy en cuenta que una mala relación con la familia política, conduce a una mala relación con el cónyuge. Al punto, que, si eso no se resuelve sabia y maduramente, se vive en un infierno diario en casa, la separación o el divorcio es el camino que toman muchas parejas. De manera que, si ama a su pareja, primero mejore y luego procure amar también a su familia.