No trates a tu mujer, como a burra de alquiler
Serie: Problemas de pareja
Le pregunto a usted colega casado: ¿Cómo trata usted a su esposa? ¿La trata bien o la trata mal? Seamos más concretos: ¿En ocasiones se burla de ella, la insulta, le grita, la desprecia, la intimida, la amenaza, la ridiculiza, le niega la palabra, le hace sentir culpable, la agrede física o emocionalmente? Le comparto un nuevo refrán matrimonial popular: “No trates a tu mujer, como a burra de alquiler”. Este proverbio nos recuerda que el esposo no debe tratar mal a la esposa. Ahora hagamos algunas preguntas a ella precisamente, a la compañera de vida: ¿Siente usted temor de su esposo? ¿Siente que su pareja le acusa sin razón? ¿Se siente humillada por él? ¿Considera que su cónyuge le manipula? ¿Le critica constantemente? ¿Le compara con otras mujeres diciéndole que ellas son más bellas o exitosas que usted? Si es así, hay señales suficientes de que usted es víctima de maltrato. Todos estos actos producen heridas emocionales que causan un profundo dolor interno. Obviamente Dios observa todo este tipo de injusticias y maltrato de quienes lo producen, así como el dolor de quienes lo sufren. Eclesiastés 4:1 dice: “Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol; y he aquí las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consuele; y la fuerza estaba en la mano de sus opresores, y para ellos no había consolador”. Note que Dios se entristece ante todo tipo de violencia que se lleva a cabo debajo del sol o en esta tierra. Además, consuela a los oprimidos o abusados, conoce sus lágrimas o dolor y sabe que necesitan consuelo. Por esa razón, le doy un consejo práctico: No sea dominante, no se autoritario con su cónyuge. La relación matrimonial no se puede comparar con otro tipo de relaciones como las de: Entrenador-deportista, Sargento-solado raso, Maestro-alumno, en donde uno está en un nivel superior al otro. El matrimonio es una relación de unidad en donde los dos son iguales en valor y dignidad. Por lo tanto, ninguno debe abusar emocionalmente del otro. No maltrate física ni emocionalmente a su pareja ni a sus hijos.