Dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición
Serie: Problemas de pareja
¿Puede una pareja ser como dos gotas de agua o como almas gemelas? Realmente no, porque cada uno tiene sus singularidades, pero pueden llegar a tener una convivencia tan estrecha con el paso de los años, que terminen coincidiendo en maneras de actuar y de pensar. De allí que, un conocido refrán dice: “Dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición”. Se trata de parejas que pasan tiempo juntos, que se llevan de mil maravillas, se tratan bien, se ponen de acuerdo, se entienden, son cariñosos el uno con el otro y su comunicación es saludable. En Hechos 2:1 leemos: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos”. Aquel día cuando se celebraba la fiesta judía de Pentecostés, el Espíritu Santo descendió sobre los Apóstoles quienes estaban predicando a judíos que procedían de distintos lugares y que, por lo tanto, hablaban diferentes idiomas. Todos aquellos judíos estaban “unánimes juntos”. Eso significa, estar de acuerdo, en mutuo consentimiento, estaban en el mismo lugar y con el mismo propósito, había unidad. Ese fue el maravilloso día la venida del Espíritu Santo en forma de fuego, con el milagro de que cada uno entendía a los Apóstoles en su propia lengua nativa. A pesar de hablar idiomas diferentes de acuerdo a su procedencia, cada uno entendía lo que se le estaba predicando. Lo mismo ocurre en un matrimonio saludable. A pesar de venir de familias diferentes, con costumbres distintas. A pesar de tener un carácter diferente, podemos entendernos, si dejamos que Dios tome el control. Así que, les doy un consejo puntual a ustedes que están casados: Permitan que el paso de los años les una más y no que les separe más. Para lograrlo, deben aprender a amarse, respetarse, entenderse, ser amigos, compartir tiempo juntos, ser leales el uno al otro, dialogar saludablemente, recrearse, etc.