Consecuencias del maltrato infantil
Serie: Maltrato infantil
Todo pecado tiene su consecuencia. ¿Cuáles son las consecuencias del maltrato infantil? Antes de responder esa pregunta, remontémonos al principio de la humanidad. Recordemos que Adán y Eva le fallaron a Dios, le desobedecieron, erraron al blanco, cometieron pecado y tuvieron que sufrir las consecuencias. En Génesis 3:16-19 Dios les indica cuáles serían los corolarios de su desobediencia: “A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”. Como notamos, las consecuencias hablan de sufrimiento. Eva tendría que sufrir para dar a luz, Adán tendría que sufrir para ganarse el pan diario. Afortunadamente, cuando vino la transgresión, Dios indicó el camino de la expiación. En Génesis 3:15 Dios dice: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar”. Aquí vemos que Dios maldice a la serpiente o a Satanás y ofrece la promesa de salvación que vendría por medio de la simiente de la mujer o por medio de Jesucristo. El maltrato infantil es un pecado que cometen los padres y encargados de los niños, contra éstos y deja terribles consecuencias en sus vidas: Baja autoestima, agresividad, depresión o hiperactividad, problemas de aprendizaje, consumo de alcohol o drogas, alteraciones del sueño, desórdenes de conducta, problemas de socialización o relación con otras personas, etc.
Le doy un consejo práctico: Recuerde que Dios siempre ofrece una salida y una esperanza. Se llama Jesucristo, quien quiere y puede sanar el corazón lastimado por el maltrato. Busque a Dios en la persona de Jesucristo.