La familia que presupuesta periódicamente
Serie: La familia que administra bien sus finanzas
¿Discute usted y tiene problemas periódicos con su cónyuge o sus padres por causa del dinero? ¿Se le termina el dinero antes de recibir el próximo cheque de pago? ¿Entretiene a los acreedores, pagándoles a unos y escondiéndose de otros, porque recibe avisos por atraso en sus pagos o reclamos de personas a quiénes les debe? Si su respuesta es sí a cualquiera de estas preguntas, significa que usted está afrontando problemas económicos personales y familiares por entre otras cosas, falta de un presupuesto semanal, quincenal o mensual. Es decir, de acuerdo con qué periodicidad le pagan. En San Lucas 14:28-30 el Señor Jesús nos pregunta: «Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar». En Latinoamérica somos testigos de construcciones de casas y edificios a medio comenzar, porque los inversionistas no supieron calcular los gastos. precisamente para calcular los gastos y los ingresos. Jesús habla en este pasaje de la importancia de «sentarse y calcular los gastos». Siendo que todos los días generamos dinero, pero también todos los días gastamos dinero, debemos ser sabios en la forma de administrarlo. De lo contrario nos veremos con la penosa dificultad, de que mes a mes nos hará falta dinero para cubrir nuestros gastos familiares. Por eso se hace necesario elaborar un presupuesto,
Por ese motivo, le doy un consejo práctico: Invierta una hora de su valioso tiempo, para sentarse con su cónyuge cada semana y definir conjuntamente el manejo de sus ingresos y los gastos de su familia. Traten de sacarle el máximo provecho al fruto de su trabajo. En el caso de que sus egresos sean mayores que sus ingresos, busquen la manera de obtener más ingresos o de recortar sus gastos, pero nunca gasten más de lo que ganan. Den ese paso, porque después de Dios, su familia es prioridad.