La consejería bíblica
Serie: Consejería Neotestamentaria
¿Cómo describiría usted la consejería bíblica? Desde mi punto de vista «Consejería bíblica es el proceso de ayudar y acompañar a la luz de la Biblia al aconsejado, para que conozca mejor a Dios, se conozca mejor a sí mismo y se relacione mejor con los demás». Quisiera ahora desglosar y explicar cada una de las frases que componen este concepto, basado en Marcos 12:30,31 que nos habla de amar a Dios y a nuestro prójimo, como a nosotros mismos: Es el proceso: La consejería bíblica es un proceso, toma tiempo, no se puede realizar apresuradamente. Se da en varias sesiones. De ayudar y acompañar a la luz de la Biblia al aconsejado: Para poder brindar un consejo, se necesita tener el deseo y la capacidad de «ayudar» o apoyar a quien lo necesita. Además, se le debe acompañar en su crecimiento espiritual, personal, matrimonial, familiar, etc. Sin embargo, dicha ayuda y acompañamiento debe provenir de los principios que encontramos en la Palabra de Dios. De lo contrario, no sería consejería bíblica. El aconsejado es la persona que busca el consejo, pues tiene un problema que no ha podido solucionar por sí mismo(a). Para que conozca mejor a Dios: Como consejeros espirituales, nuestro objetivo debe ser acercar al aconsejado a Dios, para que tenga una relación más estrecha con él. Se conozca mejor a sí mismo: Muchos de nuestros problemas se deben a que no tenemos un buen concepto de nosotros mismos. De allí, los sentimientos de culpa, la baja autoestima, los resentimientos, preocupaciones, etc. Si la persona entiende que es valiosa porque es creación de Dios, tendrá otra perspectiva de la vida y habrá resuelto muchos de sus conflictos internos. Se relacione mejor con los demás: Una gran cantidad de problemas se dan por el mal manejo de las relaciones interpersonales: Peleas, disgustos, enemistades, odio, amargura, etc. Problemas con el cónyuge, los hijos, los padres, los compañeros de trabajo o estudio, los hermanos en la fe o con cualquier ser humano, se pueden evitar cuando amamos a Dios y al prójimo. Nuestra calidad de vida mejorará si tan solo, aprendemos a manejar nuestras relaciones familiares, porque después de Dios, la familia es prioridad.