La casa del justo
Serie: Personajes bíblicos y sus casas
¿Habrá alguna diferencia entre la casa del justo y la casa del impío? A la luz de la Biblia sí la hay. Veamos lo que nos dice Proverbios 15:6: “En la casa del justo hay provisión, pero turbación en las ganancias del impío”. Note el notorio contraste, que por supuesto no se refiere específicamente a las riquezas materiales, siendo que muchas veces en la casa del no creyente hay abundancia económica y en la casa del creyente escasez. Pero resulta que. en la casa del justo hay amor, alegría, armonía, unidad, felicidad y sana convivencia. En cambio, en la casa del malvado que obtuvo ganancias deshonestas, lo que hay es turbación, confusión, peleas, tienen dinero en algunos casos, pero no pueden disfrutar de una vida saludable ni de una relación familiar estable. Cabe decir que cuando se menciona aquí la palabra “justo” se refiere a una persona correcta, que se somete a la voluntad de Dios; pues justo en el sentido de sin pecado, no hay ni siquiera uno, ya que todos nacemos con naturaleza pecaminosa. Lo cierto es que, hay que valorar el tesoro de la paz con Dios, consigo mismo y con quienes nos rodean, hay que valorar la fortuna de tener unidad y armonía familiar. La persona justa, honrada y temerosa de Dios lo tiene todo si tiene a Dios. El malvado aunque tenga ganancias que le provocan problemas, no tiene nada, si no tiene a Dios. La honestidad le puede conducir a la prosperidad integral, y si no llegamos a obtener los bienes de este mundo, tendremos un gran tesoro en la eternidad. Pero si hay maldad, aunque haya abundancia, no puede haber bendición, ni paz.
Por eso le doy un consejo práctico: Que su casa se caracterice por ser un hogar donde brille la luz de Cristo. Busque en primer lugar honrar a Dios, y se dará cuenta que todo lo demás llegará por añadidura. Procure la paz personal, la paz con Dios y con los suyos.