Dios es un Padre pacífico
Serie: Características de Dios como nuestro Padre
¿Qué ambiente prefiere usted en su casa, la paz o la guerra, la tranquilidad o la intranquilidad, la calma o el alboroto, la armonía o el conflicto, el acuerdo o el ataque, la unión o la división? Una de las características de Dios como Padre, es que es un Dios pacífico o un Dios de paz. En Efesios 1:2 el Apóstol Pablo, ofrece el siguiente saludo: «Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo». Note que hay dos palabras con las que se destaca a Dios Padre y a nuestro Señor Jesucristo: Gracia y paz. En un mundo en donde las naciones viven convulsionadas, las sociedades se caracterizan por ser violentas y en muchos hogares se dan todo tipo de abusos, necesitamos vivir en paz y reflejar la paz que solo Dios nos puede brindar. Pablo escribía por experiencia propia: Antes de conocer a Jesucristo era un hombre violento, perseguidor y consentidor en la muerte de los cristianos. Después de conocer a Jesucristo, la paz de Dios inundó su corazón y de perseguidor pasó a ser perseguido. Ese carácter pacífico de Dios, lo necesitamos con urgencia en el seno de nuestros hogares. Por eso, en Efesios 4:31,32 Pablo agrega: «Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo». La voluntad de Dios no es que la amargura, el enojo, la ira, los gritos y las ofensas, sean el pan nuestro de cada día en casa. Al contrario, la misericordia, el perdón, la bondad y la paz deben reinar en nuestras vidas y en nuestros hogares.
Por ello, le doy un consejo puntual: Sea un padre pacífico, sea una madre serena, conserven el control de sus emociones negativas. Si sus hijos están discutiendo fuertemente o peleando físicamente, sean conciliadores sin dejar de ser firmes. Ser pacíficos no significa que sean permisivos, ser pacíficos significa luchar por disfrutar de relaciones familiares saludables, ya que después de Dios, su familia es prioridad.