Decepciones en la familia
Serie: Casos y cosas de familia
“La familia Gutiérrez Ávila se encontraba decepcionada. A raíz de las dificultades económicas experimentadas en los últimos meses, se vieron en la necesidad de suspender las anheladas vacaciones al extranjero que tan cuidadosamente habían planificado. Además, por la misma razón, no pudieron enviar a estudiar a una universidad de prestigio, a Giovanni, el hijo mayor. Los ánimos en aquella casa estaban por los suelos, pero sacaron fuerzas de flaqueza y lucharon para salir adelante”. Cuándo como familia ustedes se han trazado una meta y no la han alcanzado, ¿cómo se siente?... No cabe duda, que las decepciones familiares o los objetivos no conseguidos, producen no solo desilusión, sino muchas veces conflictos en el seno del hogar, cuando estas situaciones no se saben manejar adecuadamente. Génesis 16:1-4 narra en el siguiente caso: “Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. Y él se llegó a Agar, la cual concibió; y cuando vio que había concebido, miraba con desprecio a su señora”. Acá vemos la decepción de una esposa envejecida y estéril, por no poderle dar a su esposo el hijo que tanto anhelaban y que Dios ya les había prometido que tendrían. Sin embargo, como no veían respuesta de Dios, Sarai le sugiere a Abram usar a Agar su esclava, como madre sustituta. Producto de aquella decisión, hoy en día tenemos el interminable conflicto Árabe-Israelí. Una decepción familiar entonces, puede empujarnos a cometer decisiones precipitadas. Por ello, le doy un consejo puntual: Si en su familia están experimentando una decepción de cualquier naturaleza, no se apresuren a tomar decisiones. Piensen tranquilamente y planifiquen los pasos a seguir, sin culparse el uno al otro. En medio de lo que parece negativo, tengan fe en Dios y tolerancia unos a otros, porque después de Dios, su familia es prioridad.