Síndrome de Peter Pan

Serie: Síndormes familiares

02 de octubre de 2019

¿Tiene usted un niño o niña entre los tres a los diez años de edad? Si es así, sabrá que en esa época de la niñez, los niños son muy fantasiosos o imaginativos. Incluso, como padres sabemos que en sus mentes existe un mundo mágico y participamos en sus juegos o ideas que están fuera de la realidad, pero que ellos entienden como algo verídico. En su mundo de fantasía infantil inventan muchas cosas y personajes, con historias sorprendentes. Lo anormal, sería que un adulto de 30 o 40 años continúe actuando como niño y viviendo en un mundo imaginario. Sin embargo, eso se da en muchos casos. Se conoce como el “síndrome de Peter Pan”, que afecta a varones adultos que actúan como niños, pues tienen temor de crecer y asumir el papel que les corresponde como hombres adultos. Michael Jackson, es el típico ejemplo. Algunas características de los hombres que padecen este síndrome o complejo son: Son egocéntricos, coléricos, no asumen responsabilidades, son narcisistas, usan excusas y mentiras para encubrir su incapacidad de madurar, hablan de fantasías: proyectos maravillosos, aventuras amorosas sorprendentes o negocios increíbles que solo existen en su imaginación. Dicho de otro modo, son adultos físicamente, pero niños mentalmente. En 1 Corintios 13:11 Pablo dice: “Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño”. Acá se refiere a la niñez y a la adultez espiritual. Es decir, Pablo había madurado. Lo mismo debe ocurrir en el aspecto emocional. No podemos ser adultos y actuar como niños, debemos madurar, asumir nuestros compromisos y tomar decisiones como adultos. Le doy un consejo puntual, a usted que es padre o madre de familia y no quiere que su niño o sus niños varones padezcan de este complejo en su vida adulta: Lo primordial es que el niño tenga una buena relación con sus padres, especialmente con la madre. Otro factor importante es no delegarles a los niños tareas o responsabilidades de adultos, brindarles amor y aceptación, no sobreprotegerlos. Trate a sus niños con amor y como tales, ya que cdespués de Dios, su familia es prioridad.