Hogar agrio hogar
Serie: Hogar agrio hogar
¿Ha escuchado usted la frase “hogar agrio hogar”? Posiblemente no, pero sí conoce la frase: “Hogar dulce hogar”, que es muy popular. Sin embargo, en la práctica la mayoría de hogares viven la primera frase. Son pocos los que en verdad disfrutan de un “hogar dulce hogar”, o de una familia saludable. Por esa razón, en “La Familia es Prioridad”, preparamos esta serie de artículos que hemos titulado: “Hogar agrio hogar”, porque describiremos las características de los hogares disfuncionales, con el propósito de ofrecer consejos y que cambien su condición. En Isaías 5:20 leemos: “¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!”. Note que este “ay” no lleva “h”. Es decir, no es un hay de haber, sino un ay de lamentación, de sufrimiento, de advertencia y de juicio. ¡Ojo mucho ojo entonces! para aquellos que en lugar de llevar la luz de Cristo a sus hogares, llevan las tinieblas del pecado, y que en lugar de promover un ambiente dulce, provocan un clima amargo o agrio. Así como no nos gustan las sustancias ácidas, amargas o agrias en su pura esencia como los zumos del limón, el tamarindo, el ajenjo, el pepino y otros alimentos (que necesitan tener un toque se sal o azúcar para tolerarlos); tampoco nos gusta tener un hogar en donde hay problemas constantes y diversidad de crisis, que se tornan en un ambiente agrio o desagradable.
Por ello, le doy un consejo práctico: Cambie el clima agrio de su hogar, por uno dulce y placentero, de lo contrario, usted y los suyos sufrirán las consecuencias. Haga del suyo un “hogar dulce hogar”, frase extraída originalmente de una canción perteneciente a una obra teatral del norteamericano John Howard Payne, estrenada en Londres en 1823. El texto expresaba: “Por más que crucemos la tierra y el mar, siempre extrañaremos tan bello lugar: ¡Hogar, dulce hogar! o ¡home sweet home”!”. Que esa sea su meta, que no haya otro lugar en el mundo mejor que su hogar, ya que después de Dios, la familia es prioridad.