Escuela para padres

Serie: Paternidad Responsable

Familia

Se ha preguntado alguna vez ¿Por qué en las instituciones educativas nos preparan para ser buenos ingenieros, doctores, abogados, secretarias, contadores, administradores, etc., pero no hay cursos o carreras que enseñen a ser buenos padres de familia? Obviamente algunas iglesias e instituciones del estado cuentan con escuelas para padres, donde se les dan ciertas instrucciones cuando ya están ejerciendo la paternidad. ¿Es que acaso no existe en el mundo una escuela para padres formal, donde se capacite a los niños y jóvenes para la tarea que tendrán que desarrollar durante muchos años de sus vidas? Déjeme contarle que sí la hay. La escuela donde sus hijos y los míos se están formando para ser los padres y madres del futuro, son nuestros hogares. Cada hogar es una escuela para padres y nosotros los padres somos los maestros, estemos concientes de ello o no. Proverbios 22:6 dice: «Instruye al niño en su camino, y aún cuando fuere viejo, no se apartará de él». Todos los padres anhelan que sus hijos tengan éxito como profesionales, en el matrimonio y ante la sociedad. Vivimos preocupados por nuestros hijos, en lugar de vivir ocupados en instruirlos con nuestro ejemplo y nuestras palabras en «su camino». Es decir, el camino que el niño debe recorrer. Otras versiones de la Biblia dicen: «Instruye al niño en el camino correcto» (Nueva Versión Internacional), «instruye al niño en su carrera» (Reina Valera Antigua), o «enseña al niño el camino en que debe andar» (Biblia de las Américas). En fin, la idea es que cada niño tiene un camino único porque cada persona es distinta. La diferencia la hará la educación o instrucción que cada uno reciba en casa. Si lo que se le enseña al niño es a pelear con el cónyuge y a maltratar a los hijos, ese será el modelo que seguirá, aunque Dios puede corregir sus pasos. No hay nadie que influencie más a un hijo que sus propios padres.

Por eso, le doy un consejo práctico: Siendo que los hijos observan e imitan el comportamiento de sus padres, analice su propio comportamiento, más que el de ellos. Obre correctamente. Trate bien a su cónyuge. Modele la visión y liderazgo familiar. Cuide su salud, sus amistades, sus valores, el respeto de las leyes, etc. Practíquelo, porque después de su relación con Dios, su familia es prioridad.

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