El rechazo en la familia
Serie: Derrotando a los enemigos de nuestra familia
«Sos bien recha». ¿Alguna vez le han dicho eso o lo ha dicho usted? Esa es una frase que usan los muchachos, para decirle a alguien que es un ignorado o una ignorada, que nadie le presta atención, que todos le rechazan. Lo cierto es que uno de los enemigos de nuestra familia es el rechazo emocional, ya que todos esperamos ser aceptados, sentirnos amados y pertenecer a una familia o grupo que nos ama. Sin embargo, en muchas familias se da el rechazo hacia uno o varios miembros de la misma. Cuando un niño o niña no recibe amor, sufre el rechazo emocional y por lo tanto, un golpe psicológico. ¿Cómo se sentiría usted si tuviera que abandonar su hogar a la temprana edad de 17 años debido al rechazo de sus hermanos? Obviamente cualquier tipo de desprecio o rechazo es doloroso, pero nada más hiriente que el rechazo de nuestra propia familia, de aquellos que se supone son los que más debieran amarnos: Nuestros padres, nuestros hermanos, abuelos, tíos u otros familiares cercanos. Volvamos a nuestra pregunta, porque José el hijo de Jacob fue rechazado por sus hermanos y tuvo que abandonar el hogar a los 17 años de edad. Génesis 37:26-28 nos relata: «Entonces Judá dijo a sus hermanos: ¿Qué provecho hay en que matemos a nuestro hermano y encubramos su muerte? Venid, y vendámosle a los ismaelitas, y no sea nuestra mano sobre él; porque él es nuestro hermano, nuestra propia carne. Y sus hermanos convinieron con él. Y cuando pasaban los madianitas mercaderes, sacaron ellos a José de la cisterna, y le trajeron arriba, y le vendieron a los ismaelitas por veinte piezas de plata. Y llevaron a José a Egipto». Por muchos años José y sus hermanos estuvieron separados, debido a dicho rechazo, hasta que los perdonó y se restauró la relación familiar.
De modo que si usted es padre o madre de familia, nunca rechace o le niegue el amor a un hijo, hija, padre o madre, ya que el rechazo solo consigue que una persona sea infeliz, se sienta insegura y tenga baja autoestima. Bríndeles amor y aprobación a los suyos, porque después de Dios, su familia es prioridad.