No gritar en familia

Serie: Cómo tener buena convivencia familiar

Familia

¿Alguna vez les ha gritado a sus hijos, cónyuge o padres? Admitámoslo, probablemente la mayoría de nosotros lo hemos hecho. Hasta el padre o la madre más espirituales, se han llenado de tensión, han tenido un mal día, les han sacado de quicio y le han gritado a los hijos. Sin embargo, no es lo correcto, si queremos tener una buena convivencia familiar. De allí, que en Efesios 4:31 la Palabra de Dios nos dice: «Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo». Pablo deja claro que el creyente no debe tener como estilo de vida, la amargura, el enojo, la ira, la gritería, la maledicencia o difamación, ni la malicia, maldad o perversidad. La gritería y la maledicencia es señal de una lengua desenfrenada o no controlada. En lugar de gritos, en nuestro hogar debe haber benignidad y misericordia entre los miembros de la familia o los unos con los otros. Las malas conductas deben quedar en el pasado, ahora deben reflejarse la buena actitud, el buen comportamiento, la nueva naturaleza en Cristo. De manera que en lugar de gritarle al niño: ¡Por qué no recogiste los juguetes en tu cuarto! debemos llamarlo y decirle: «Ven conmigo, mira tu cuarto, está desordenado y sabes que no debes dejarlo así, por favor ordénalo». Seguramente esta segunda fórmula, funcionará mejor que la primera. Ahora bien, si alguna vez gritamos y nos descontrolamos, reconozcámoslo y pidamos perdón.

De manera que, le doy un consejo práctico: Evite los gritos porque éstos se contagian. Si los padres les gritan a los niños, ellos aprenderán a gritar. Si los padres lastiman a los hijos, ellos aprenderán a lastimar o maltratar a otros. Generalmente, estas conductas se transmiten de generación a generación. Evite los gritos en su casa y fomente el respeto. En lugar de levantar la voz, levante la paciencia y la tolerancia, porque después de Dios, su familia es prioridad. Para consultas o invitaciones a conferencias familiares, escriba a: programa@lafamiliaesprioridad.com

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