En la familia funcional la jerarquía es incuestionable

Serie: Características de la familia funcional

Familia

¿Conoce usted hijos que actúan como padres y padres que actúan como hijos? Eso sucede cuando los padres no ejercen su rol como tales y cuyo vínculo con sus hijos es débil. Eso no ocurre en una familia funcional, ya que en este tipo de familias saludables la jerarquía es incuestionable, clara, obvia, evidente e indiscutible. Allí los padres se comportan como lo que son y los hijos asumen su papel. En las familias funcionales padre y madre comparten la autoridad de manera alternada sin contradecir o desacreditar al cónyuge. El hecho de que los padres tengan el mismo criterio en la forma de educar a sus hijos y que se apoyen en todo momento, sin contradecirse o atacarse ante ellos, es imprescindible para la buena convivencia familiar. Cuando se contradicen, cuando se desacreditan, cuando se atacan mutuamente; lo único que conseguirán es que perderán el respeto que los hijos les deben y perderán la autoridad sobre los hijos. Si se pierde el respeto y la autoridad, se habrá perdido también la oportunidad de criar o educar correctamente a los hijos. Hebreos 12:9 en la Versión Biblia de las Américas dice: “Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos?”. Todos los judíos sabían que sus padres terrenales les disciplinaban con el propósito de formar en ellos un carácter estable. De la misma manera, Dios nos disciplina para formar en nosotros un carácter que le agrade y honre. Lo cierto es que, en este versículo vemos que tanto los padres como los hijos asumen sus roles en una familia funcional.

Por dicha razón, le doy un consejo puntual a ustedes padres que quieren tener una familia funcional: Traten de nunca contradecir a su cónyuge, atacarle, juzgarle o desacreditarle, delante de sus hijos. Diseñen un proyecto o plan de vida familiar y un proyecto individual para cada hijo, ya que cada uno es distinto del otro, con el propósito de enfocarse en metas específicas. Eso les ayudará a apuntarle a la misma dirección y a no contradecirse como pareja por el bien de sus hijos, porque después de Dios, su familia es prioridad.

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