Cómo prevenir el incesto
Serie: Desafíos de la familia contemporánea
¿Conoce usted a víctimas de una violación sexual por un familiar cercano? ¿Fue usted mismo o usted misma una víctima del incesto? El terrible pecado de incesto, es la actividad sexual entre parientes cercanos como: Padres e hijos, hermanos y hermanas, abuelos y nietos, tíos y sobrinos. Pero el incesto incluye también a parientes legales: Padrastros e hijastros, hermanastros y hermanastras, suegros y nueras, cuñados y cuñadas. Además de esto, en muchos países las relaciones sexuales entre primos, se considera incesto. En la Biblia se encuentran varios casos de incesto, aunque muchos de ellos se dieron antes que la ley fuera establecida. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, encontramos que en la iglesia de Corinto había un hombre que mantenía relaciones amorosas con la mujer de su padre, o sea su madrastra. En 1 Corintios 5:5 Pablo toma cartas en el asunto decretando para este hombre una seria disciplina de excomunión de la iglesia, con el propósito de que se arrepintiera. Tal parece que se logró el objetivo, por lo cual Pablo le dice a los corintios en 2 Corintios 2:7,8 que lo perdonaran y lo consolaran. Está comprobado pues que el incesto puede existir en varios ambientes y tiene lugar en todos los estratos sociales, dejando al ofensor y a la víctima (o a los involucrados cuando es en mutuo acuerdo), con serios desórdenes psicológicos, emocionales y espirituales. Naturalmente, se necesita mucho asesoramiento profesional y espiritual para ayudar a los afectados.
Siendo que el 40% de las violaciones, sobretodo a menores (niños y niñas) son realizadas por parientes que tienen una relación de confianza o de autoridad con la víctima, le doy algunos consejos prácticos: Como padres y madres, ustedes son los principales protectores de sus hijos. Estén atentos a cualquier conducta sospechosa por parte de familiares o conocidos. Algunos signos de riesgo que ustedes deben observar son: Conducta violenta o lenguaje violento hacia los chicos, miradas lascivas o extrañas hacia los menores, deseo de estar «a solas» con ellas o con ellos, caricias o comentarios de contenido sexual, no propias de la relación. Por eso nunca deje solos a sus hijos con un tío, primo, etc. Cuide de ellos e instrúyalos. Recuerde que después de Dios, su familia es prioridad.