Combatiendo el antivalor de la desobediencia
Serie: Combatiendo los antivalores en la familia
Como padre y madre de familia, ¿anhela que sus hijos sean obedientes o desobedientes? La pregunta es necia. Por su puesto, todos los padres quieren tener hijos obedientes, de allí que se debe combatir en el hogar al antivalor de la desobediencia. Por supuesto, debido a la naturaleza pecaminosa, todo niño o niña tiene la tendencia a desobedecer. Sin embargo, se les debe orientar para que aprendan a comportarse correctamente. Por esa razón, Efesios 6:1-3 recomienda a los hijos: «Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra». El mandamiento divino es claro y sin rodeos. Los hijos deben obedecer a los padres y se nos dan las razones: Porque es justo, recto o moralmente bueno. Porque es un mandamiento con promesa, Dios promete a los hijos obedientes que les irá bien y que tendrán larga vida. No obstante, cuando el niño o niña realiza conductas que se han prohibido previamente en el hogar, cuando el niño o niña no cumple abiertamente con una conducta que los padres o encargados han establecido, está siendo desobediente. Muchos padres se preguntan: ¿cómo atacar la desobediencia de mis hijos? ¿Cómo hago para que me escuchen, para que me entiendan, para que se porten bien, para que respondan positivamente a la disciplina?
Muchas veces el problema no son los chicos, sino los padres. En primer lugar, porque no se han dado a la tarea de explicarles a sus hijos lo que es correcto y lo que no es conveniente. Por otro lado, no dan órdenes claras: «Ordena tu cuarto» es una orden general. Pero si decimos: «Recoge tus zapatos, juguetes y ropa y colócalos donde se debe», es diferente. Finalmente, hay que premiar o felicitar al niño o niña cuando se porta bien. Darle un abrazo, un beso, un premio y decirle: «Estoy satisfecho(a) porque ordenaste tu cuarto».