Abraham, el padre que mandaba a su hijos
Serie: Padres de la Biblia, sus aciertos y desaciertos
¿Conoce usted hijos que mandan a sus padres? Aunque parece ilógico, ocurre muy a menudo, espero que no sea su propio caso. En los hogares que sucede este fenómeno, siempre se termina haciendo lo que los hijos quieren. Es que ellos ya encontraron una manera para manipular a sus padres y lograr sus objetivos, ante progenitores consentidores, inseguros o flojos. Aunque comienzan regañando o discutiendo con sus hijos, la última palabra, la tienen ellos. Por supuesto, no es correcto que se intercambien esos roles en la familia. Son los padres los que establecen las normas en el hogar, son los padres los que dirigen, los que modelan, los que toman la iniciativa y las mejores decisiones en bien de los suyos, los que conducen a su familia. Abraham fue el hombre que Dios escogió para ser el fundador y padre de Israel, así como de los ismaelitas y de algunas tribus árabes. Fue un hombre de fe, llamado «amigo de Dios». Pero además, fue un padre que supo dirigir a sus hijos. En Génesis 2:18 Dios dice: «Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él». Note que Dios mismo indica que Abraham mandaba a sus hijos y a su casa. Es decir, a la familia extendida que incluía familiares, siervos y criadas. Allí no mandaban los hijos y menos los empleados, era Abraham quien tenía las riendas de su familia. Pero fíjese que los dirigía para que se mantuvieran en el camino de Dios. Abraham era un verdadero sacerdote de su hogar.
Como esposo y como padre de familia, usted debe ser la cabeza de su hogar. Sin embargo, no sea una cabeza dictactorial, sino una espiritual, ya que como cabeza del hogar debe someterse a la cabeza de la iglesia que es Cristo. Además, forme un equipo de trabajo con su esposa, permitiendo que ella le acompañe en el liderazgo de la familia pues son una sola carne. Haga suyo este principio bíblico.