La infidelidad matrimonial

Serie: Desafí­os de la familia contemporánea

Familia

¿Sabía usted que según las estadísticas actuales, aproximadamente el 60% de los hombres casados y el 40% de las mujeres casadas le han sido infieles a sus parejas, al menos en una oportunidad? Esos números son escalofriantes, pero la realidad es que estamos viviendo una época de inmoralidad sexual que es una verdadera esfera de peligro moral para las personas de todas las clases sociales. La Biblia prohíbe totalmente la infidelidad, ya que el matrimonio demanda una fidelidad absoluta de parte de ambos consortes. El sexto mandamiento que Dios promulgó en el Sinaí fue: «No cometerás adulterio» (éxodo 20:14). Más tarde en la ley Levítica, este pecado era condenado con la pena de muerte como lo indica Levíticos 20:10. Ya en el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo en la lista de pecados de la carne en Gálatas 5:19 y declara en 1 Corintios 6:9 que los adúlteros no heredarán el reino de los cielos. Todo esto, debido a que la voluntad de Dios es que tanto el esposo como la esposa, gocen satisfactoriamente de los impulsos sexuales, en la santa comunión del matrimonio. A la luz de 1 Corintios 7:3-5 los dos tienen derecho de esperar plena satisfacción sexual de parte del otro. Cuando se llega a este punto y se concentra todo el amor en el cónyuge, se aleja la deslealtad y se llega a una fidelidad total.

Le doy un consejo práctico: Sea fiel a su cónyuge, cumpla sus votos matrimoniales, viva en paz con los demás y consigo mismo. Recuerde que quienes traicionan a su pareja viven atormentados por su sentimiento de culpabilidad, se mantienen intranquilos con conflictos interiores, ya que debido a sus pasiones descontroladas han caído en la frustración pecaminosa. No se vea nunca a solas con otra persona del género opuesto. Guarde la distancia con compañeros de trabajo del género opuesto. No tenga un amigo íntimo si es una mujer casada. No tenga una amiga íntima si es usted un hombre casado. El amigo de una mujer casada, debe ser amigo de la pareja, no solo de ella. La amiga de un hombre casado, debe ser amigo de ambos, no solo de él. Tome estas medidas, porque después de Dios, su familia es prioridad.

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