Hijos, no entristezcan a sus padres

Serie: Proverbios antiguos para familias modernas

Familia

A usted que es soltero o soltera le pregunto, cuando se case ¿le gustaría tener hijos desobedientes que le causen frustración y tristeza? Me imagino que su respuesta es no. Ahora bien, si usted vive todavía con sus padres ¿les causa alegría o tristezas con su comportamiento? Eso depende si usted es un hijo sabio o un hijo necio. «El hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza de su madre» afirma Proverbios 10:1. La palabra «pero» en este versículo o la palabra «más» en otros proverbios y versículos de la Biblia, muestran un claro contraste, en este caso entre un hijo sabio que alegra a sus padres y uno necio que les causa tristezas. El hijo o la hija sabia, alegran a los padres porque escuchan y aprovechan sus consejos, aceptan las normas del hogar y la disciplina de los padres y les obedecen. Por el contrario, el hijo o la hija necia, no escuchan las recomendaciones y los consejos de sus padres, no aceptan las reglas del hogar y las violan, se burlan de los padres y los desobedecen. Como resultado, los padres experimentan amargura, frustración, vergüenza y tristeza. He ahí la marcada diferencia entre los hijos sabios y los necios. Obviamente, estamos hablando por un lado de hijos sabios no de hijos perfectos, pues no existen los hijos libres de manchas o imperfecciones. De la misma manera, tampoco los hijos necios son tan rebeldes que no tienen remedio o que estén condenados a la perdición. Si hasta ahora usted se ha constituido en un hijo necio que ha entristecido a sus padres, cambie de conducta.

Le doy un consejo práctico: Si anhela agradar a sus padres, no causarles más desconsuelos y cambiar de rumbo, comience por admitir sus faltas ante ellos y ante Dios. Pídales perdón y dé pasos concretos para retomar el buen camino. No se ahogue en su terquedad. Escúchelos, respételos, no se burle de ellos. Si no aprende a tener buenas relaciones interpersonales dentro de casa, difícilmente tendrá buenas relaciones con los demás. Sane la relación con sus padres, porque después de Dios, su familia es prioridad.

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