Dedicando tiempo a la familia

Serie: Vida Familiar

Familia

¿Siente usted que se le escapa el tiempo como agua entre los dedos? Curiosamente cuando se es joven y se extiende la vista hacia delante, la vida parece tan larga. Sin embargo, cuando se llega a la edad madura y a la vejez, si se torna la vista hacia atrás, los ancianos generalmente comentan que la vida ha pasado tan rápidamente y que no saben a dónde se les han ido los años. Ciertamente, al irnos haciendo mayores nos damos cuenta que los días, las semanas, los meses y los años se van tan a prisa que el tiempo no parece alcanzarnos para cumplir con todas nuestras actividades. En medio de esta situación, muchos están robándole el tiempo que le corresponde al cónyuge o a los hijos, para dedicarlo a asuntos exclusivamente personales, profesionales o laborales. El apóstol Pablo no se equivocó al recomendarnos en Efesios 5:16 «Aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos». Pablo reconoce que con el tiempo solo podemos hacer dos cosas: aprovecharlo o desaprovecharlo. En ese sentido, es importante que usted y yo asignemos el tiempo debido para dedicarlo a la comunión con Dios, a nuestra familia, a nuestro trabajo y a otras actividades edificantes.

Le doy un consejo práctico: Así como para tener lindas flores o frutos hay que podar las plantas, debemos podar en nuestras vidas todo aquello que no contribuye al buen manejo de nuestro tiempo. Por lo tanto aprenda a decir no a muchas actividades, invitaciones o compromisos que le roben el tiempo de su familia. Si usted es varón, planifique un tiempo a solas con su esposa. Pídale a su mamá, suegra o alguien de la familia extendida, que cuide de los niños sin que su esposa se entere e invítela a cenar. Si usted es mujer, realice por anticipado las actividades que hace cuando su esposo llega a casa. Tenga la ropa lavada, planchada, la cena preparada y todo arreglado, de modo que cuando él llega a casa puedan disfrutar el tiempo juntos. Finalmente, ambos pueden dedicar el día domingo para ir a la iglesia como familia, salir a comer juntos y dar un paseo.

Se lo recuerdo una vez más: Después de Dios, su familia es prioridad.

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